Por José Amador | Director General del Periódico Alta Gama
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) se encamina, en el próximo año, a un momento decisivo en su vida institucional: la renovación de sus estructuras partidarias. Con la inminente salida de la actual secretaria general, Carolina Mejía, la organización oficialista tiene frente a sí la oportunidad de enviar un mensaje contundente de madurez, inclusión y visión de futuro. Y ese mensaje tiene nombre y apellido: Gloria Reyes.
Hablar de Gloria Reyes es hablar de una dirigente que ha sabido construir una carrera política sólida, con una hoja de servicio marcada por la eficiencia, el compromiso social y la cercanía con la gente. Desde el Congreso Nacional hasta su actual rol como directora general del programa Supérate, Reyes ha demostrado que el poder puede ejercerse con sensibilidad y resultados. Ha gestionado uno de los programas sociales más relevantes del gobierno del presidente Luis Abinader, con transparencia y con un enfoque humano que ha impactado directamente a miles de familias vulnerables.
Pero su idoneidad va mucho más allá de su desempeño en el gobierno. Gloria Reyes representa a más de la mitad del electorado dominicano: las mujeres. En un país donde las mujeres son mayoría entre los votantes, es inconcebible que los principales puestos de dirección de los partidos no reflejen esa realidad. La dirigencia política dominicana está en deuda con la equidad de género, y el PRM tiene en sus manos la oportunidad histórica de dar un paso al frente, de forma coherente con los valores de cambio y modernización que lo llevaron al poder.
Además, Reyes ha demostrado ser una política que une. Su discurso es conciliador, pero firme. Una visión de partido renovado, abierto y conectado con las bases.
El PRM no puede darse el lujo de improvisar en un momento en que necesita consolidarse como partido de gobierno. Necesita liderazgos que inspiren confianza, que representen a la militancia y que proyecten hacia el futuro. Gloria Reyes es ese relevo natural. No solo por sus méritos propios, sino por lo que simboliza: una nueva generación de políticos y políticas que entienden que gobernar es servir y que el poder se ejerce para transformar vidas.
Hoy más que nunca, el PRM debe apostar por figuras como Gloria Reyes. Porque el verdadero cambio se construye no solo en el gobierno, sino también en la estructura de los partidos. Y la hora de la mujer en la política no es mañana: es ahora.
