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OPINIÓN POLICIA Y JUSTICIA

La inseguridad en RD se ha convertido en una sombra que persigue a los ciudadanos “día” y “noche”.

La inseguridad en RD se ha convertido en una sombra que persigue a los ciudadanos “día” y “noche”.

Por José Amador, Director General de Alta Gama

Presidente Abinader, es hora de actuar con la firmeza que el país reclama. La seguridad de los ciudadanos debe ser la prioridad número uno del gobierno.

La inseguridad en República Dominicana ha dejado de ser una preocupación aislada para convertirse en un problema estructural que afecta a todos los ciudadanos, sin distinción de clase, edad o ubicación. La sensación de vulnerabilidad se ha instalado en la sociedad, y la percepción de que el crimen está ganando terreno genera frustración y desesperanza en la población.

La gente tiene miedo. Miedo de salir a ciertos lugares, miedo de transitar por las calles, miedo de ser una víctima más de la ola de atracos, robos y hechos delictivos que azotan al país. Mientras tanto, el gobierno no está enviando las señales de firmeza que la población necesita ver.

El presidente Luis Abinader   deben entender que la paciencia de la gente se está agotando. No basta con discursos y promesas, se requieren acciones contundentes que devuelvan la confianza a la población. La ciudadanía espera una política real de combate contra la delincuencia, no un enfoque disperso que parece más preocupado por multas de tránsito y otras medidas secundarias que por garantizar la seguridad de todos.

Es inaceptable que la Policía Nacional, en lugar de enfrentar con determinación el crimen organizado, los atracos y los asesinatos, parezca más interesada en otras prioridades. Necesitamos ver a una Policía fuerte, bien equipada, con estrategias claras y un liderazgo decidido a acabar con la delincuencia.

El gobierno tiene que demostrar que está del lado del pueblo y no de los delincuentes. Se necesita más presencia policial en las calles, más patrullaje, inteligencia efectiva y acciones preventivas que frenen la ola criminal que golpea el país. Pero, sobre todo, se necesita mano dura. Sin titubeos, sin vacilaciones, sin medias tintas.

No podemos seguir viviendo con miedo. No podemos resignarnos a que la delincuencia siga ganando terreno. República Dominicana merece sentirse segura y protegida. Es momento de que el gobierno asuma con determinación esta batalla contra el crimen y envíe un mensaje claro: aquí manda la ley, no los delincuentes.